domingo, 10 de mayo de 2009

Cuestión de método

Latinoamérica y el mundo entero han sufrido las consecuencias devastadoras de la expansión ideológica de determinadas concepciones totalitarias a lo largo de la historia. En épocas coloniales, la expansión de la religión cristiana y cultura occidental arrasaron literalmente el mundo indígena americano.

Luego de la revolución industrial, las tendencias que orientaron el desarrollo social se vinculaban a la idea de modernidad. La definición incluía la afirmación universal de que el progreso económico producía indefectiblemente democracia política. Esta fórmula (ecuación optimista de Seymour Lipset), fue aceptada en gran parte del mundo y adoptada como cierta. La ideología no era inocente, ya que como condición para el desarrollo político era necesario la adopción de criterios e instituciones de mercado, con sus correspondientes actores y agentes de poder incluidos: las empresas y el capital extranjero.

Para el caso de Argentina y Brasil, países desarrollados económicamente que vivieron dictaduras en los 70 y 80, la teoría de Lipset argumentaba que la situación “anormal” se debía a cuestiones que tenían que ver con la idiosincrasia de los pueblos. Es decir, si esos factores no existieran, la hipótesis se cumpliría.

El enfoque de la modernidad utiliza para establecer enunciados generales una técnica denominada “estudio cuantitativo”, que toma muchas variables –en este caso países- para llegar a conclusiones de carácter universal. Esta forma de análisis intenta imitar al método experimental de las ciencias naturales o duras, pero ha demostrado ser inadecuada en varias oportunidades para las ciencias sociales. La mayoría de los estudios que existen y sobre los que se basan políticas públicas son de carácter cuantitativo. Los papers que llegan a los parlamentos de toda Latinoamérica tienen como referencia esta clase de teorías.

El politólogo argentino Guillermo O`donnell fue el responsable de utilizar otro método de estudio, el cualitativo, para refutar la hipótesis optimista de Lipset en Latinoamérica: utilizó un análisis profundo e histórico comparativo de los países de la región y concluyó que el desarrollo económico trae pluralización política (más actores), pero no democracia política. Ningún procedimiento es mejor ni peor que otro, a veces, uno puede ser más adecuado y generar mayor material explicativo, como en este caso.

Es valioso el aporte, ya que corrige los conceptos imperantes y demuestra el poder que tiene algo tan simple como una idea para producir, condicionar y direccionar la acción. El ejemplo es ilustrativo para el presente, ya que pensamientos similares a la ecuación de Lipset se erigen como guías sin que nadie los examine. O sin que nadie pueda criticarlos.


Navarro Adrían